Hoy se hizo tendencia en Chetumal el presunto robo por parte del padre de la secretaria de Cultura, Lillian Villanueva, de un “Curvato” que pertenecía al Instituto Belisario Domínguez. Aunque el acusado salió a declarar que se trató de un ataque sin fundamento, ya que el que posee es diferente al ser de 8 mil litros de capacidad, mientras que la infraestructura desaparecida desde hace varios años tiene una capacidad de 20 mil litros.

¿Pero qué es un Curvato? Es la pregunta que se están realizando varios de las nuevas generaciones, ya que si bien éste equipo era muy común y simbólico de Chetumal, hoy difícilmente es posible observarlos.

Cuando la capital de Quintana Roo se fundó al amparo de la Marina Nacional, a inicios del siglo XX, los primeros habitantes se abastecían en las instalaciones de la Flotilla del Sur, donde a cambio de leña se les proporcionaba agua desalinizada, ya que a pesar de que Chetumal está rodeada por bastante cuerpos de agua dulce en estos tiempos era difícil trasladarla hasta la ciudad al ser una comunidad naciente.

Con el siglo XX llegaron los curvatos a Quintana Roo para almacenar agua de lluvia. Existen testimonios de que se construyeron también en Cozumel, Isla Mujeres y Felipe Carrillo Puerto, así como en la costa. El curvato más grande se construyó en la década de 1940, medía tres metros de altura y tenía más de cuatro metros de diámetro; perteneció a la compañía maderera Caobas Mexicanas y se encontraba ubicado en la avenida Héroes entre Carmen Ochoa de Merino y Othón P. Blanco en Chetumal.

Está hecho de madera de ciprés o de cedro, tiene forma de barril o tonel y se estructura con duelas verticales, rebajadas por los cantos y unidas con aros metálicos sobre una base circular. Durante la primera mitad del siglo xx, esta especie de barril estacionario fue indispensable en Belice y Quintana Roo. La conformación rocosa calcárea del suelo hacía del líquido del subsuelo una sustancia insalubre. En una época difícil y de medios limitados para adquirir agua potable, Payo Obispo (hoy Chetumal) adoptó el curvato de Honduras Británicas (hoy Belice). Los primeros llegaron de Inglaterra, eran de madera de ciprés y se vendían desarmados en Belice, pero debido al alto costo que tenían y ante la abundancia de madera en la región, los payobispenses aprendieron pronto a fabricarlos. 

El curvato puede desarmarse y ser transportado de un lugar a otro. Siempre que se arma uno se coloca sobre unos soportes de madera para que haya ventilación en la base y no se pudra. Con mantenimiento, un curvato puede durar más de medio siglo. Hoy en día sobreviven algunos en la zona baja de Chetumal. El precio actual de uno de ellos, al ser considerados patrimonio histórico, puede rebasar los 200 mil pesos.

En los años 50, poco después del huracán Janet, se introdujo el sistema de agua potable con su enorme tanque alto que servía de regulador y que se observa en la Efraín Aguilar. Este primer sistema se surtía de agua del kilómetro 19, y posteriormente en los 80 se comenzó a extraer agua de González Ortega. En los años 90 se construyeron nuevos tanques reguladores en la Avenida Insurgentes y a la entrada de la ciudad por la carretera federal. En la actualidad el sistema de agua recibe del kilómetro 19 líquidos para la parte baja de la ciudad y para todo lo demás de González Ortega. Ya nadie nadie tiene aljibes ni curvatos, porque confían en la Comision de Agua.