Por Geli Chuc

Iztapalapa, 17 de abril.- Una historia se ha vuelto viral en las redes sociales, demostrando que el amor de un niño por su mascota es uno de los sentimientos más puros que existen en este mundo.

Se trata de Simón, un perrito que hace unos tres años fue “entregado” al albergue Pergatuzoo, en Iztapalapa, con una pequeña nota, en la que contaba que la mascota tenía por nombre Simón, pero su dueño, al parecer un niño de unos seis a siete años, tuvo que darlo en adopción “temporal” debido a que por su pobreza, no podía darle de comer.

“Mi perrito llora mucho porque no hay comida. Te dejo mis ahorros para sus tortillas”, señalaba en la carta, añadiendo que el padre del niño maltrataba a la mascota debido a sus lloriqueos por hambre.

Para rematar este relato, en la hoja el niño suplicaba que no se lo lleven o lo regalen, pues cuando crezca (el niño) volvería para recuperar a Simón.

Por si aún no sacas las lágramas como nosotros, la familia adoptiva presentó una carta que recibió recientemente, en el que el niño escribió “Simón, te extraño”, además de que tras enterarse de que fue llevado al veterinario, decidió dejarle tres pesitos “para sus tortillas”, el alimento preferido de su perrito.

Gracias a esta historia que se hizo viral en redes sociales por Ana, quien ingresó al perrito, varias personas han enviado ayuda al niño y a su mascota. También se confirmó que el pequeño no sufría maltrato por parte de su padre, aunque éste reconoció ante las autoridades que llegó a darle unos manotazos al cachorro debido a que no dejaba de llorar por la falta de comida, siendo que son demasiado pobres para mantener a la mascota, a quien por cierto su hijo rescató de una basura.

Lo que ha averiguado este portal de noticias, Informado Caribe, es que pasó el tiempo y el albergue informó que Simón ya es un enorme perro. Sin embargo, su pequeño dueño, ahora de nueve años, no ha dejado de visitarlo cada semana, ofreciéndose como voluntario en las instalaciones, como una forma de agradecimiento por cuidarlo.

Añaden que aunque varias personas que se han enterado de la historia se han presentado para adoptar a Simón, el albergue no lo ha entregado, pues su dueño (cuyo nombre prefieren mantener en el anonimato, excepto para aquellos que llegan directamente al albergue a conocerlo o apoyarlo), ha prometido que en cuanto comience a trabajar, se lo llevará de regreso.